Baron & Vicario presenta una colección que rinde homenaje a los orígenes de la humanidad, fusionando los conceptos de las piezas mayas y mexicas con el estudio de Carsten Lemme, diseñador alemán.

Esta colaboración resalta la evolución de Baron & Vicario como una experiencia de crecimiento, realidades y nuevos ideales, todos forjados desde nuestros orígenes, no solo como marca, sino también de quienes formamos parte de ella, creciendo junto a sus artesanos, con ideales y compromiso, y un profundo amor por México y nuestro entorno.

Este amor se refleja en cada una de nuestras piezas y su producción. El objetivo de Baron & Vicario es transmitir el orgullo que sentimos de ser mexicanos. Nuestra nueva colección es un elogio a las formas, creaciones y sentidos desde su origen, un tributo a nuestras raíces y orígenes esenciales. Buscamos representar y proyectar a México con orgullo, en evolución, formas y pensamiento. Esta vez, la visión se enriquece con la perspectiva de Carsten Lemme, un diseñador alemán que vive y trabaja en México, aportando su amor y concepción única del país. La colección se compone de piezas decorativas y utilitarias, caracterizadas por un trabajo artesanal y creativo que refleja la técnica y el proceso de los materiales y diseños, mostrando sensibilidad y la unión entre culturas. En esta ocasión, se hace un gran énfasis en el color azul maya, que se convierte en el hilo conductor de la colección.

Carsten Lemme

Graduado de la Design Academy Eindhoven, Iene raíces sólidas en prácIcas de diseño conceptual. Con años de experiencia en Europa y México, su visión personal del diseño y su ejecución se ha refinado. Bajo su propio nombre, Lemme se enfoca en crear soluciones holísIcas con sus clientes, construyendo estrategias y conceptos duraderos que apoyan a las personas en sus necesidades hasta el objeto o servicio final. Este proceso fomenta proyectos impulsados por el contexto, viviendo en su propio mundo único de metodología, materiales y formas.

Azul Maya

El Azul Maya fue ampliamente utilizado en Mesoamérica a partir del primer milenio d.C. en la región maya. Además de utilizar el pigmento en escrituras, murales y cerámica, su principal propósito era formar parte de un ritual. Este color estaba dedicado a Chaak, el dios de la lluvia. Para mejorar el estado de ánimo de Chaak, los mayas llevaban a cabo sacrificios humanos. Parte de este ritual consistía en quemar incienso junto con tinte índigo y arcilla de paligorskita. Esto resultaba en una sustancia azul pegajosa. La pintura se aplicaba luego al objeto o ser humano que elegían sacrificar y los arrojaban al cenote sagrado, con la esperanza de que la lluvia llegara inmediatamente después. Muchas otras culturas tenían sus fuentes de pigmentos azules, como el azul egipcio: un pigmento sintético hecho de cobre, o el famoso Ultramar, creado a partir de la molienda de lapislázuli, por nombrar algunos. Pero lo que es notable acerca del azul maya es que fue la primera fusión orgánica/inorgánica, lo que hace que este pigmento resista las condiciones climáticas más severas e incluso los ataques ácidos.

Presentada en Zona Maco 2025